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Piénsese en el derrumbe y desmembramiento de la Unión Soviética. En esa reciente hecatombe política. --sin negar las causas atribuibles al totalitarismo, a la corrupción de las élites oficiales, a la ineficiencia del sistema implantado y a la eventual explosión civil en pueblos y nacionalidades anexados pero inasimilables-- hay que señalar que la Unión Soviética llegó también a su bancarrota económica por causa de un desbocado militarismo que devoró enormes cantidades del presupuesto soviético para poder mantener su arsenal de armas nucleares y sufragar la insostenible carrera armamentista con los Estados Unidos durante la llamada Guerra Fría.

Piénsese en su contraparte: el astronómico y galopante déficit presupuestario de los Estados Unidos de América. Ese, quienes lo están pagando injustamente con grandes sacrificios y pérdidas reales de beneficios y servicios-- son los ancianos, los enfermos, los pobres, los migrantes, las mujeres y las minorías étnicas. Esa creciente insuficiencia económica en la nación más rica y poderosa del planeta no sólo obedece al surgimiento y competencia de otras potencias económicas internacionales. Ni únicamente a las pérdidas fiscales atribuibles al derroche malsano de los presupuestos gubernamentales y a la corrupción generalizada que percude el tejido público y privado en la nación norteamericana. Esa debacle nacional también tiene mucho que ver con los billones de dólares que anualmente se han destinado y siguen destinando a preparativos bélicos e instalaciones y arsenales militares, en sacrificio de prioridades más humanas. De acuerdo a un estudio del "United States Nuclear Weapons Costs Study Project", en un estimado conservador, entre 1940 y 1995 los programas de armas nucleares le costaron a los contribuyentes estadounidenses unos 400 TRILLONES de dólares. (Artículo de The Economist, reproducido en El Nuevo Día, el lunes 27 de enero de 1997, página 48).

Piénsese también en el mercado de armas y en los gastos de entrenamiento militar que se da a gobiernos corruptos en tantas partes del llamado Tercer Mundo y que éstos enfilan contra sus propios y empobrecidos pueblos. Piénsese en los cientos de miles de niños que mueren de hambre, en los cientos de miles de familias que no tienen techo, en la cantidad de seres inocentes que mueren despedazados al caminar por terrenos sembrados con minas antipersonales.

Piénsese ahora en Puerto Rico.

Más del 13% del territorio de este este país está vedado a otros usos y accesos que no sean militares. Esto, sin el consentimiento de ningún cuerpo político de nuestro pueblo.

En Vieques, nuestra Isla Nena, dos terceras partes de su territorio --27,000 cuerdas de terreno-- están ocupadas por la Marina de Guerra de los Estados Unidos. El mar a la redonda es escenario de prácticas de guerra que atentan contra la seguridad y el derecho a ganarse la vida de los pescadores viequenses y culebrenses. Los explosivos auyentan o destruyen la pesca, la fauna y la flora marina. Ni el empleo ni el desarrollo turístico han proliferado allí. Por el contrario, las 7 centrales azucareras que había en Vieques desaparecieron muchos años antes que otras centrales azucareras de acá en la Isla Grande, las cuales eventualmente también sucumbieron ante el avance avance del urbanismo descontrolado, el creciente abandono del campo y la virtual desaparición de todos los cultivos en el país.

A eso súmenseles las decenas de miles de cuerdas con instalaciones militares o paramilitares en Ceiba, El Yunque, Culebra, Juana Díaz, Salinas, Sabana Seca, Aguadilla. Punta Salinas, Buchanan, Puerto Nuevo, Isla Verde, y hasta el Viejo San Juan. Y como si eso no fuera suficiente, ahora se proponen instalar un radar militar y aumentar el personal y la actividad castrense en nuestra tierra.

Mientras eso ocurre en nuestro estado libre asociado, en Japón, en Filipinas, en Panamá, en Alemania, en Inglaterra, en Francia y en muchos otros lugares del mundo crece la presión pública, a veces con demostraciones multitudinarias para que se suspendan todas las pruebas nucleares y se avance hacia el total desarme. Muchos gobiernos, incluyendo el de Estados Unidos, han tenido que responder al clamor de importantes sectores ciudadanos -entre los que destacan los religiosos y los ambientalistas-- y han formalizado acuerdos como el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en cuyo texto se propone "un temprano cese a la carrera (producción) de armas nucleares, el desarme nuclear y un desarme general y total bajo estricta y eficaz supervisión internacional."

LAS FORMULAS DE STATUS,

DESDE UNA PERSPECTIVA DE JUSTICIA

Como un movimiento inspirado en la Paz, la mayor preocupación de Pax Christi/Puerto Rico es que bajo cada una de las fórmulas que se propongan y definan en un plebiscito, se acuerde y se fundamente en una relación de justicia, en la que no se prive al Pueblo de Puerto Rico de sus derechos como nacionalidad, en la que se le reconozca su derecho a la búsqueda de la felicidad y en la que su lenguaje y su cultura sean respetados y protegidos por el establecimiento político, particularmente en lo que concierne a asuntos y situaciones que le afecten en particular.

UNA INDEPENDENCIA JUSTA

Tras un siglo de complejas interacciones económicas, jurídicas y de otra índole con los Estados Unidos, un Puerto Rico encaminado hacia su independencia nacional requerirá un trato justo y la ayuda procesal y económica de Estados Unidos para facilitar su salida de la condición de dependencia. No puede ser botado como balsa en el mar. Se deben suscribir acuerdos especiales en aspectos tales como derechos de tránsito, moneda, correo, derechos sociales preadquiridos, requisitos de ciudadanía y otros asuntos que pueden ser parte de uno o más tratados de transición.

UNA ESTADIDAD JUSTA

La integración de un territorio a una metrópoli está aceptada como una opción de descolonización en el Derecho Internacional. En el caso de nacionalidades con rasgos disímiles a los del estado al que se incorporan, se les reconoce el derecho a preservar su identidad e idiosincracia incluyendo lenguaje.

La definición de estadidad sometida en el Proyecto Young como opción en un propuesto plebiscito --con el inglés como idioma en común de todos los estados y ciudadanos; sin provisión para participar con personalidad propia en eventos internacionales-- puede desembocar en una situación de exclusión y de conflicto. El requisito del dominio pleno del inglés para ocupar un escaño congresional en Estados Unidos excluye ipso facto a enormes sectores de la población de Puerto Rico donde se estima en un 80% 6 más las personas que no podrían desenvolverse en un debate en inglés. Esto afectaría mayormente al sector sindical y a muchos otros sectores, incluyendo profesionales.

UNA LIBRE ASOCIACION JUSTA

La fórmula de nuevo "Estado Libre Asociado" propuesta por el alto liderato del Partido Popular Democrático, tal como está definida pudiera no ser compatible con el orden constitucional y la base de igualdad esencial entre los estados federados. El asunto de la soberanía necesita ser aclarado.

REMARKS BY THE HON. WILLIAM MIRANDA MARIN, MAYOR OF CAGUAS, PUERTO RICO, AND CHAIRMAN OF THE POPULAR DEMOCRATIC PARTY STATUS COMMISSION, AS TO THE PLEBISCITE PROPOSAL CONTAINED IN H. R. 856. DELIVERED BEFORE THE COMMITTEE ON RESOURCES OF THE UNITED STATES HOUSE OF REPRESENTATIVES, IN MAYAGÜEZ, PUERTO RICO, ON APRIL 21, 1997.

Mister Chairman and members of the Committee:

I am William Miranda Marín. I am testifying before you in regard to H. R. 856, as Chairman of the Popular Democratic Party Status Commission and Mayor of Caguas, the fifth largest city in my country. I also testify before you as a Puerto Rican who loves and reveres his homeland and his nationality, while defending and proudly cherishing his American citizenship. Believe me, there is no conflict whatever between one and the other! As a good Puerto Rican, I have devoted most of my life to serving my country, having reached top positions in national and municipal government. As a good American citizen, I have served for 34 years in the Armed Forces of the United States, reaching the top position in the National Guard, that of Adjutant General, and retiring with the rank of a two-star Major General.

As a good Puerto Rican and a good American citizen, I wish that I could truly say to you that I fully trust this Committee to correct the grave injustice to my people contained in this measure, of which the Chairman is the author. As filed, the bill represents a slap in the face of the Puerto Rican people and should be repudiated by every self-respecting and patriotic Puerto Rican. I wish that I could tell you, mister Chairman and committee members, that I trust you fully, but if I did so I would be lying to you. The Committee will approve the bill in all likelihood, with a cosmetic amendment or two, and self-respecting and patriotic Puerto Ricans will have to look elsewhere for the justice and respect they will have been denied--elsewhere in Congress, in the Executive Branch and perhaps even in court.

The Young Bill, as drafted, strips Puerto Rico of its autonomist essence, in open defiance of the democratic mandate of the people of Puerto Rico who created the Estado Libre Asociado between 1950 and 1952 and ratified it in the 1967 and 1993 plebiscites. It would deprive Puerto Ricans of the right to vote for the status they have chosen three times; and would offer Puerto Rico every conceivable status option

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