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nas habitaciones, y particularmente un buen arranal 1, llamado Optenuro. Este seno es el puerto señalado á las armadas del Rey, y habia en él treinta buenos galeones de los cincuenta que dicen ser ordinarios, proveidos de artillería y jarcias suficientemente, y cuatro galeras de veinticuatro bancos, no en el órden de las del rey de España, ni de aquel garbo, sino es más chatas y semejantes á barcones. Entró S. E. en el galeon que llaman Almiranta Real, y no se puede decir ni pensar cuán grande y bien compartido y curioso de aposentos parecia. Hizo á S. E. una gran salva el fuerte Stroub, y tras él algunos de los galeones, segun se iba pasando de unos en otros; de manera que fueron más de cuatrocientas piezas las que con esta ocasion se tiraron.

Desembarcado, entró en su litera y llegó á Setemburn temprano, y se acostó; y tambien se fué á su posada el conde de Villamediana, y cenaron los demas caballeros en la mesa ordinaria.

Mártes, á 7, despues de comer, partió S. E. de la dicha Setemburn, y llegó á Dovre temprano, quedándose á la mitad del camino el baron de Otton con otros muchos caballeros que se despidieron de S. E. en el mismo lugar á donde salieron á recibirle á la ida.

Miércoles, 8, se entretuvo S. E. en Dovre, habiendo deseado mucho embarcarse aquel dia por ser de Nuestra Señora, como lo fué el de la otra embarcacion. Y todavía, porque no pasase sin hacer algo, mandó embarcar los caballos y alguna ropa, porque la demas y mucha de la gente dejó en Londres para embarcarse é ir por mar á España en un bajel que el Rey le concedió para esto. Juéves, á 9, estuvo en Dovre S. E. esperando tiempo para embarcarse, y la ropa y los caballos en los navíos, con órden de no hacerse á la vela hasta que S. E. partiese.

Viérnes, 10, despues de haber oido misa y almorzado, entre las diez y las once, se despidió en la marina del conde de Villamediana, y se embarcó con el senador Rovida en los galeones del Rey, donde pasó á Inglaterra y á cargo del mismo Almirante, con determinacion de tomar puerto en Cales, puerto pe Francia,

1 Quizá arsenal.

si el viento no forzase á ir á Gravelingas, por ser el desembarcadero de Cales más corto y seguro. Y así llegó á él á las cuatro de la tarde, y le salió á encontrar en una chalupa el sobrino de Monseñor de Vique, Gobernador de aquella plaza, de donde se le hizo una gran salva. Y el mismo Gobernador, con coches y caballos, le esperó al desembarcadero y acompañó hasta la posada. Luégo los de la villa le enviaron á visitar y presentaron algunos regalos, y el Gobernador llevó á cenar consigo los caballeros del acompañamiento del Condestable é hizo muchas finezas como cuerdo caballero y Capitan; y entre ellas una notable, que enviando su Sargento mayor al Condestable por el nombre para la guarnicion, y rehusándolo S. E., con gran resolucion vino él mismo en persona á deshora á suplicarle no permitiese que el presidio quedase aquella noche sin nombre. Y así, hubo de complacerle, que fuesc con condicion que lo mismo hubiese de hacer con él en Castilla, cuando se ofreciese el caso: y en el pasaje de la ropa que allí desembarcó y todo lo demas se hubo el Gobernador muy cortesa

namente.

Sábado, á 11, vino el Condestable en barca por un nabillo á Gravelingas, donde hizo alto el domingo y lunes esperando que llegasen los caballos y gente, que, como se ha dicho, se embarcaron en diferenses navíos; y ántes que pudiesen aferrar en Gravelingas, los echó un recio temporal á Inglaterra. En aquel puerto le vino á visitar de parte del señor Archiduque, D. Luis de Velasco, su primo, Capitan general de la caballería; y tambien despachó para España á D. Blasco de Aragon para que diese cuenta á su Rey de todo lo negociado, entre tanto que el Condestable llegaba á Valladolid.

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RELACION

DE LA

VIDA DEL CAPITAN DOMINGO DE TORAL Y VALDĖS,

ESCRITA POR EL MISMO CAPITAN.

(Biblioteca Nacional, sala de Ms. H. 55.)

RELACION

DE LA VIDA DEL CAPITAN DOMINGO DE TORAL Y VALDÉS,

ESCRITA POR EL MISMO CAPITAN.

El año de 1598 nací en el concejo de Villaviciosa, en la colacion de Arguex; fué mi padre Juan de Toral y Valdés; mi madre María de Costales, entrambos hijos-dalgo; del parto de un hermano menor murió mi madre y quedó mi padre con tres hijos, dos varones y una hembra; para el remedio de este cuidado y de la pobrez (que obrando con extremos opuestos ó anima ó desatienta), se determinó bajar á Castilla, trayendo consigo á los dos mayores, que éramos yo y mi hermana. Paró en Madrid, y-á mí me acomodó á ser paje de un señor y le serví cuatro años; ausentándome de su casa anduve otros cuatro peregrinando por España como otro lazarillo de Tormes.

Volví á Madrid, y el mismo señor á quien habia servido, como me habia criado con el afecto amoroso de la crianza, pidió á mi padre que le volviese á servir; así lo hice tres años, haciendo de mí tanto caso y confianza como si la experiencia y obligacion de grandes servicios ocasionara á ello, en quien no tenia áun diez y siete años cumplidos, que parte podia haber de esta que obligara á que se cegase el entendimiento de un señor que ocupaba un puesto de los más preeminentes de España, esta eleccion ocasionó el distraimiento de mi vida, mudando el modo de ella, porque como mi gobierno fuese correspondiente á mi edad, siendo el empleo de que de mí se habia hecho caudal con que compraba mis gustos, no tan lícito cuanto era bien para evitar alguna queja de las que tenian otros criados, que movidos de la envidia notaban mis menores acciones; con todas las que de mí sabian dieron con ellas en el rostro de mi dueño, tocándole en lo que se diria; provocado con estas cosas me pidió los papeles que por mi cuenta tenia, que eran de consideracion; sentido de esto, propuse la venganza, y á un criado y mi deudo, que habia sido la princiTOMO LXXI.

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